martes, 24 de abril de 2012

Porcelana en piel


Se levanta como cualquier mañana para ella, extraña para todos. Va al baño, se dibuja con la mirada en el espejo, aprecia como cada costilla se hace piel; atenta, mira como su rostro se ha convertido en una figura compacta. Fría, dura y con el propio color del blanco añejo, ya manchado por el tiempo. Ese blanco quebrado, sucio, impactante a la vista. Comienza a acariciarse con cierto recelo de creer que la del reflejo no es ella, que aun no lo ha logrado.. que aun no ha podido arrancar los pliegues de su piel, que ni aunque quiera; va a poder callar los gritos que escucha cada noche. Su piel marchita, aferrada al hueso; pegada, atada, totalmente enganchada a las curvas propias del esqueleto femenino de una niña de a penas 18 años. 

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