viernes, 17 de septiembre de 2010
M.B.
sábado, 28 de agosto de 2010
My time is running out.
Cuando no te queda otra que rendirte.. Cuando no te queda otra que desistir de todo intento, de todo pensamiento, de todo sacrificio.. Cuando te toca todo eso, es que recapacitas y te autocagas a pedos. Pero, ¿por qué? Básicamente porque fuiste una persona arriesgada; pero no de aquellas que ganan y disfrutan, o de las que pierden con la cabeza en alto.. Sos una de las tantas que termina en papelón; en vergüenza, en escape, en llanto y desesperación. Y ahí es cuando aceptas la clase de persona que sos, la clase de vida que llevas.. Pensas y pensas cómo cambiarla, pero sabes que no hay forma. Intentaste mil veces mejorar, empeorar o simplemente mantenerte igual; pero siempre existía algo que te hacía ir en contra de lo que deseabas. Siempre había alguien para arruinarte el camino de vuelta a casa.
Muchas noches podes recostarte sobre una cama e intentar dormir.. Pocas son en las que concilias el sueño de manera inmediata, son aquellas noches que recibiste una mínima satisfacción antes de caer rendido ante la soledad.. O fue simplemente una noche en la que el motor de tu cabeza se detuvo en el momento justo y pudiste dormir. No sólo cerrar tus ojos y viajar de mundo, de realidad, de sentimientos, de posibilidades.. Escapar directamente de todo aquello que no dejó de perseguirte y atormentarte durante el día. Sino que controlaste a aquellas voces que no se pensaban callar.
O decidís caminar, antes de llegar a ese trono de piedra, a ese rincón vacío y lleno de hostilidad.. A ese rincón relleno de la “no” felicidad.
Pero qué, ¿de qué estoy hablando? Del estado previo a la depresión, donde te anulas y revolvés todo lo que podes llegar a pensar en 1 segundo. Revolvés profundo y encontras dolor, heridas; rasgas, hurgas y destrozas cada idea hasta estremecerte y caer en un simple y rápido pestañeo. Ese pestañeo que es una pequeña perilla hacia el presente. La activas, lloras; y volvés a fingir esa sonrisa que te sabes de memoria, que es como una caricatura, esos chistes improvisados que sorprendería a cualquiera que fuera consiente de tu estado emocional.
Esa risa contagiosa que ni el alma puede llenar.
domingo, 30 de mayo de 2010
Love, hurts.
jueves, 22 de abril de 2010
Are you in?
lunes, 11 de enero de 2010
Última víctima.
Las finas comisuras de sus gruesos labios hacían resaltar su nariz, tan perfectamente sincronizada y a escala justa para no parecer un maldito ladrillo en el medio de su cara. Sus ojos café aterciopelados, por desgracia inundados en lágrimas; se volvieron extrañamente brillosos, pero apagados y sin vida a la vez.
De pronto, una frase se atoró en mi mente: “Un pecado haber acabado con su existencia, hubiera sido mejor enamorarlo.” Luego, algo estrepitoso y carente de sentido se había alojado en mi cabeza… ¿Culpa, remordimiento…?
−No, jamás… Diablos, ¿qué pasa conmigo? No y no. –recito frustrada mirando fijamente mis ojos en el reflejo de su sangre.
Sin que pasen dos segundos más, todas las imágenes que representaban los anteriores asesinatos que cometí, comenzaron a acumularse en la parte más oscura de mi cerebro; la más innecesaria, esa que todos llaman CONCIENCIA.
¿Qué diablos me estaba pasando? El rostro de un desconocido hizo que mi mente despertara lo que siempre mantuve en penumbra. ¿Era eso acaso, bueno o malo? Serían dos visiones distintas: la humanidad y yo.
● ● ●
Tomé mis pertenencias, ésta vez sin tanto cuidado; me arranqué de un solo tirón la peluca negra y manejé hasta mi departamento. Casi desorientada, caminé dando tumbos hasta el baño y me encerré en él con dos vueltas de llave.
Después de estremecerme durante una larga hora; convencí a mi maldita conciencia para que se callara y entre sollozos murmuré:
−Será siempre mejor, el bien para la humanidad…
Con una fija determinación, apoyé el revolver sobre mi cien y antes de gatillar una última frase me atravesó como flecha: “He aquí, mi última víctima.”
Todas las fotos publicadas en ésta entrada pertecen a Agustina Lusky, autora de las mismas. Fue ella quién otorgó el su permiso de publicación y distribución, con la condición de respetar su fuente. DECILE NO AL PLAGIO, utilízalas siempre indicando su autor. ®
domingo, 10 de enero de 2010
– ¿Cómo podría tranquilizarme? Dime de una vez qué diablos pasa. –no podía esperar su respuesta.
Sequé con brusquedad las gotitas saladas en mi rostro y la miré fijamente al surco de los ojos cafés. –Está bien. –asentí con dolor.